Después de haber visitado el espectacular Vallis Rheita (1) y
el complejo y fascinante Janssen (2), de los que ya he hablado en otras
entradas, esta noche nos internamos camino del sur a través de un paisaje que
parece un campo bombardeado de la Primera Guerra Mundial.
Por debajo de Janssen, Steinheil (3) y Watt (4).
Dirigiéndonos al sur, Vlacq (5) y Hommel (6), en el que todavía es de noche.
Por debajo de éstos, Rosenberg (7) y Biela (8). Los cráteres, por la
perspectiva, los observamos cada vez más alargados en la medida en que avanzamos
hacia el sur, como en el caso de Hagecius (9).
Por último, cercanos ya al polo, vemos completamente
deformados a Boussingault (10) y Helmholtz (11), entre otros.
En el horizonte, diversas montañas y accidentes de formas
suaves se perfilan contra el velo negro de la noche.
El polo sur de la Luna es de especial interés para los
científicos debido a la posibilidad de existencia de agua congelada en áreas
constantemente a la sombra en los cráteres de su alrededor. En el polo sur, el área que
permanece en la oscuridad es mucho mayor que en el polo norte, y sus cráteres son
únicos ya que la luz no llega al fondo. Tales cráteres constituyen trampas
heladas que contienen un registro fósil del sistema solar primitivo.
Maksutov Cassegrain 127
Procesado con Registax 6.
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