Hacia 1960, Eugène Schoemaker desarrolló un método de
datación de las formaciones lunares basado en el principio de que un cráter
nuevo acaba con los cráteres antiguos. La observación de Janssen (1), una llanura amurallada muy deteriorada de 190 km de
ancho y casi 3000 m de profundidad, permite poner a prueba este método.
Observamos, en primer lugar, que sus paredes desaparecen
bajo numerosos cráteres más recientes. En el norte la muralla ya no existe,
volatilizada por el doble impacto que formó Metius (2) y Fabricius (3).
El fondo accidentado de Janssen
alberga numerosas colinas y cráteres de menor tamaño. Lo más interesante en mi
opinión de la imagen de esta noche es contemplar el haz de grietas, la mayor de
las cuales, orientada de norte a sur, alcanza los 140 km.
Metius posee unas
vertientes escarpadas de una anchura de 90 km y 3000 m de altura. Fabricius, de 80 km, se formó con
posterioridad y tiene menor profundidad. Sus terrazas internas son
perfectamente visibles y su fondo llano alberga una montaña central y una
llamativa cadena montañosa al norte del circo.
Antes de irnos, no dejemos de observar el Vallis
Rheita (4), una cadena increíble de cráteres de unos 500 km de la que ya hemos
comentado antes.
La Luna nunca cansa y siempre está ahí. Disfrutemos de ella.
Maksutov Cassegrain 127
Procesado con Registax 6.
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