Copérnico es, junto con Tycho y Kepler, el cráter por excelencia de nuestro satélite. Su situación es además perfecta para disfrutarlo. Relativamente joven, de algo más de 800 millones de años, con 90 km de diámetro y una profundidad desde sus bordes superiores de 4000 m y un vistoso macizo montañoso en el centro, sus eyectos se extienden por una superficie de 500 km de diámetro.
Y, por último, al haber impactado sobre un mar, se encuentra bastante aislado, por lo que otros accidentes más o menos cercanos no le hacen competencia, al contrario de lo que sucede con Tycho.
En fin, una maravilla que nunca cansa. Además, cualquier telescopio nos deparará un rato de emoción al contemplarlo. Lo tiene todo.
Maksutov Cassegrain 127
Barlow x2
Procesado con Registax 6
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